La terapia de los sueños.

 

Entre el vivir y el soñar hay una tercera cosa: Adivínala.

Tras el vivir y el soñar está lo que más importa: despertar

                                                                      Antonio Machado.

 

SABIDURÍA ANCESTRAL  Y  SUEÑOS

El empleo de la terapia de los sueños es un arte inmemorial. A lo largo de seis mil años los humanos  hemos despertado nuestra conciencia a través de los sueños. Caldeos, hindúes, egipcios, griegos, pueblos de los cinco continentes… Todas las escuelas filosóficas y  psicológicas que se precien – incluidos el psicoanálisis freudiano y junguiano, la terapia gestáltica y la neurociencia – han investigado los sueños. Todas las civilizaciones y psicologías, sin excepción, han comprendido la importancia de los sueños. Todas menos la nuestra…

La terapia de los sueños es heredera de esta sabiduría universal.  Emplea el conocimiento sobre los métodos solventes y las herramientas del saber humano para conocer los sueños y poder trabajarlos. Los sueños deben trabajarse con rigor, más allá de los prejuicios, la escuela o la ideología del terapeuta.

EL ARTE DE LA TERAPIA DE SUEÑOS.

El terapeuta de sueños acompaña al consultante mediante la recolecta o la incubación de los sueños. A través del los sueños el consultante establece un diálogo consigo mismo facilitado – nunca dirigido- por el terapeuta.

Es importante tener en cuenta que ninguna de las escuelas psicológicas tiene la verdad sobre los sueños. En la terapia de sueños se deben combinar métodos asociativos, emocionales, gestálticos, psicoanalíticos, simbólicos y teatrales con el diálogo, la imaginación activa, la conciencia corporal…

No existe una única interpretación de los sueños, porque los sueños son polisémicos y sus verdades deben ser trabajadas en función de las necesidades del soñante. Por eso la oniromancia es un arte: un arte que conoce distintos métodos y que requiere rigor, sensibilidad y empatía.

El trabajo con los sueños genera un proceso en el que el consultante conoce sin censuras cuáles son sus miedos, sus apegos, sus pulsiones, sus prejuicios, sus mandatos y sus deseos. El terapeuta lo acompañará y le ayudará a encuadrar ese trabajo en una terapia existencial enfocada al crecimiento personal.

Crecer requiere  aceptar nuestra condición  y  paliar las enfermedades del alma que parasitan nuestra capacidad de vivir con plenitud. Crecer supone cambiar la mirada sobre el mundo y dejar de pedir para entender que estamos aquí para compartir nuestros talentos con la vida. Para ello es necesario conocerse y aceptarse: es necesario quererse para poder querer.

Nuestro trabajo se sitúa entre lo inconsciente y lo supraconsciente, respetando siempre a la persona  y  su destino o yo esencial.

Nuestro trabajo ayuda al consultante a situarse en la vida sabiendo por qué actúa, cómo actúa y para qué actúa. Ello le permite ver sus necesidades y sus límites y facilita la integración de su personalidad.

Dibujando el relato personal y el mapa emocional del consultante con la ayuda de los sueños somos capaces de saber cómo se percibe el consultante y hacia donde se encamina. Y ahí comienza nuestra labor: acompañarle en el viaje de la vida.

 

PARA QUÉ PUEDE SERVIRTE LA TERAPIA DE SUEÑOS

La terapia de los sueños facilita el autoconocimiento, permite la comprensión de los sueños, libera emociones, regula el descanso , reduce las pesadillas, ordena los procesos imaginarios, ayuda a reparar desequilibrios psíquicos causados por abuso de sustancias visionarias y adicciones, orienta la búsqueda del sentido de la vida, mejora la autoestima, integra la personalidad, acompaña el crecimiento personal.

 

[Este artículo fue publicado en la revista verdemente, número de octubre de 2017]

 

 

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