Un regalo en forma de pesadilla.
[Antecedentes del caso]
Esta pesadilla pertenece a uno de mis trabajos. El soñante F.E se encontraba en un estado depresivo que se fue agudizando durante varias semanas presentando insomnio y pesadillas recurrentes, empeorando con el tratamiento de benzodiacepinas y otros fármacos. Posteriormente, los análisis médicos le diagnosticaron un problema orgánico, pero con toda seguridad, esta crisis fue detonada por diversos cambios críticos en su vida, relativos al trabajo y la familia.
El paciente padecía sensación de agotamiento, falta de perspectivas, sentido de abandono, negatividad, episodios pasajeros de fantasía suicida, abismamiento, pesadillas, visiones y agitación. El paciente solicita realizar una interpretación de sueños, y se procede a intentar la integración de su sueño, que aparece como un síntoma.
El soñante, practicante discontinuo de meditación, había pasado sus vacaciones meditando con el fin de sobrellevar los cambios dolorosos en su vida. El efecto de esas prácticas había desencadenado un ejercicio de profunda autocrítica y de juicio sobre su vida entera, con una apertura a una conciencia dolorosa y a su vez transformadora. Es como si a la luz hubiera sucedido un estado de reflexión y trabajo personal. Pero algo había quedado abierto en forma de herida…
Aquellos días, hasta que el paciente fue tratado de diversos modos, las pesadillas afloraron de modo persistente y fueron tomando forma de angustiosa trama. El insomnio agudizó el malestar del paciente, que no sabía a qué achacar este estado cercano a la demencia que le impedía su vida normal en casi todos sus aspectos. El paciente trataba de tranquilizarse mediante la oración y los mantras, que le calmaban solo pasajeramente.
[Sueño]
Aquel estado de ánimo se manifestó en su peor momento en una pesadilla que le resultaba familiar y cuyo testimonio reproduzco con su consentimiento:
<< Estoy en una enorme plaza llena de escrementos de pájaros sacrificados y desplumados, sangre y lamentos de esclavos. Hay mucha gente y puestos de venta sucios; un caos de horror entre cadáveres de animales, jaulas y corros de tratantes de humanos. Yo estoy allí, sufriendo, atado por el cuello… Intento huir , pero hay cuatro genios malignos que parecen mis dueños. Me tienen a la venta y me exhiben… En un instante, consigo zafarme de las argollas de uno y puedo huir a duras penas, haciendo un esfuerzo por esconderme… por fin me siento libre… pero el lazo de otro de ellos me caza por el cuello haciéndome sangrar. Se ríen de mis lamentos y me devuelvan a una jaula…
Mi estado es deplorable, cadavérico, consumido, doloroso. Me duele mucho el corazón, como si me fuera a morir
Despierto alterado de esa horrible pesadilla y puedo ver, ya despierto, como esos señores me llevan con ellos. La visión continúa unos segundos a pesar de estar levantado. Me encuentro muy mal…>>
[Trabajo personal sobre el sueño. Resumen]
Tras analizar con el soñante qué está pasando en su vida y asociarlo al sueño… enfocamos el asunto sobre sus miedos y ansiedades… El paciente asocia con el miedo lo que le ha ocurrido en el trabajo y con su familia, como un producto de fuerzas externas y ajenas a su voluntad.
Facilitador: ¿Pero por detrás de esos cambios que están sucediendo,que temes?
Paciente: La soledad, tal vez…
Facilitador: ¿Qué quieres decir?
Paciente: La soledad y la pobreza en la vejez…
Facilitador: ¿Por qué te vas a la vejez?
Paciente: No quiero morir sufriendo.
Facilitador: No debe ser fácil morirse sin sufrir…
Paciente: No quiero sufrir, no quiero sufrir más.
Es como si hubiera estallado la ansiedad que ha padecido durante los últimos años. Su miedo desesperanzado que se repite día y noche y que se manifiesta en estas terribles pesadillas pero lo que destaca es que no quiere sufrir, y quizá sea eso lo que precisamente le haga sufrir: el miedo a sufrir a causa de la vejez, la pobreza y la muerte. Un tema clásico en el budismo.
El paciente, sin embargo, proyecta una y otra vez sobre sus enemigos y perseguidores toda la causa del sueño. La agresión viene también de fuera, y relaciona a esos personajes…
Pero nosotros debemos trabajar sobre su templanza para poder superar una crisis que tiene un frente médico, uno psicológico, uno terapéutico y uno espiritual.
A través de la mayeútica, el soñante recuerda otras capas del sueño:
<< Yo sé que he llegado allí vivo de milagro, tras una serie de derrotas terribles y humillantes, consecuencia del terror que imponen nuestros perseguidores, que exterminan toda vida a su paso sin que podamos ofrecer resistencia. Me han cazado y eso quizá es peor que morir. Ahora lo sé.
Ese ambiente me resulta terrible y sanguinario, pero como familiar. En mi memoria flotan algunas batallas perdidas, seres queridos de cuyo paradero no he sabido nunca más…>>
En ocasiones, le explico, pareciera que no podemos hacer nada sobre la incertidumbre de la vida ( que no depende de nosotros) pero que sí podemos trabajar sobre la manera de afrontar lo que nos pasa. Y que de la manera en que afrontemos lo que nos sucede y analizamos en qué manera hemos contribuido a que nos pase dependerá cómo podamos integrar la incertidumbre.
Cuando vamos representando a los personajes del sueño, F. E ofrece resistencia a interpretar a sus amos y fantasmas. No quiere de ninguna manera relacionarse con ellos. Entonces le pido que los describa. Después de un ejercicio de relajación van apareciendo los protagonistas de su sueño:
<<Mis amos son poderosos, bien vestidos, como ricos. Uno de ellos luce un traje de oro y piedras, el otro se hace reconocer y besar la mano con un gran anillo que tiene una copa de vino rojo, el otro exhibe su comodidad encima de una carroza acolchonada llena de placeres, el otro se alimentaba de las miradas de los demás mientras hacía malabarismos y recibe aplausos hinchado…>>
Asociamos aquellos personajes a la realidad del paciente. Algo, piensa, tienen que ver con sus jefes, con los poderosos, con los señores del mundo, los famosos. F.E Ahora recuerda que uno se parecía a Trump, otro a su director, otro a un conocido mago… F. E se hace consciente , le viene una imago y recuerda que el cuadro del Bosco de la coronación de espinas de Cristo. Resuena su creencia e imaginario religioso.
Me llega a reconocer que a partir de aquella experiencia entiende las palabras del Cristo: Padre, ¿por qué me has abandonado?
Pero el paciente sigue poniendo fuera de sí lo que está también dentro de sí mismo.
Le pido entonces que hable por ellos, como si fuera cada uno de ellos. Le cuesta mucho pero van saliendo palabras, balbuceando…
<<Uno dice: Te poseo desde mi comodidad.
Otro: mi lazo es infinito y te persigue porque tiene poder…
El tercero me enseña el oro y dice: Por mi sufres tú y el mundo entero…
El cuarto: Necesitas que te aplaudan…
Aquellos triunfadores – dice el paciente- no tenían ningún respeto conmigo mismo… yo no era sino su siervo y aunque quería huir no podía hacerlo…>>
¿Contigo mismo? El paciente empieza a entender…
Le señalo lo que dijo que vio al despertar:
“Desperté derrotado y pude ver, ya despierto, como esos señores se iban con su presa, que era yo”
¿Qué más podía decirse a sí mismo? ¿Cómo puede la conciencia profunda mostrárselo mejor?
Repasamos su personalidad, trabajamos sobre su eneatipo, y sobre sus propias pasiones y carencias.
En la siguiente sesión se hace al fin consciente de que sus monstruos eran también partes suyas.
» Empiezo a sospechar que son parte de mí, esos monstruos…»
El miedo al dolor del paciente… está compensado por la defensa de la racionalización y la búsqueda de placeres y reconocimientos como la fama, la comodidad, el poder, la seguridad… Esa ha sido la constante de su vida, y ahora que llega la desprotección resulta cruel y díficil, y echa la culpa al mundo exterior de lo que le sucede…
Pero aquellas mismas necesidades quizá son ahora los amos de su alma, los señores de sus miedos… Sus propios enemigos. Y ahora que todo se tambaleaba en su confianza, él padece ese miedo quizá precisamente porque sirve a sus señores. Son estados de su alma, y contra ellos debe enfocar su lucha para aguantar las zozobras de la vida.
Reconoce que en cierta forma, aquella pesadilla es un regalo de autoconocimiento y un reto… Justamente el reto que en sus meditaciones se había planteado: Conocerse a sí mismo, pero, ¿conocerse a sí mismo, para qué? Parece que el paciente se hace consciente:
«Para vencer las pasiones que me tiranizan y me hacen sufrir…»
Que aquello sobre lo que no podamos, no pueda sobre nosotros.